Sin
tocar el timbre y dando portazos
aparece
hambriento
sus
manos encajan en el molde de mis caderas
de
violentas venidas
de sin
permisos
con la
fuerza exacta de mi nombre en su boca
esquivándome
los amores
atrapando
al viento mis quejidos.
siempre
dejándome la copa vacía
llenadome
el cuenco.
¿Hasta
cuando?
me
pregunta la flor
Hasta
que venga un aire
y te
lleve.
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Gracias por jugar.