Con una
hora y media de retraso
sentada
en el papagayo
veo la
cenital la isla hundida
veo mis
pezones y corazón escurriendo agua salada
tus
orillas lejanas
con sus
anclas oxidadas
sus
barquitos de papel
y entre
los árboles caídos
te veo
tranquilo
madrugado
con una
nueva flor en la mano.
Que no
te tiemble el futuro
muchacho
azul
que no
te tiemblen los versos
que mis
soles son de tinta
y saben
anochecer.
Me fui
muy arriba
ya no
me acuerdo como se llamaban los barcos
llevo
mis anclas conmigo
supongo
que suponer fue la utopía
pero no
me acuerdo como se llama la isla
ni a
qué sabía tu mar.
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Gracias por jugar.