9.01.2013

Carta sin gravedad



Con una hora y media de retraso

sentada en el papagayo

veo la cenital la isla hundida

veo mis pezones y corazón escurriendo agua salada

tus orillas lejanas

con sus anclas oxidadas

sus barquitos de papel





y entre los árboles caídos

te veo tranquilo

madrugado

con una nueva flor en la mano.





Que no te tiemble el futuro

muchacho azul

que no te tiemblen los versos

que mis soles son de tinta

y saben anochecer.



Me fui muy arriba

ya no me acuerdo como se llamaban los barcos

llevo mis anclas conmigo

supongo que suponer fue la utopía

pero no me acuerdo como se llama la isla

ni a qué sabía tu mar.


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