10.10.2011

Postdata, tu planta ha muerto.


Con los apuros de diciembre y esquivando la idea de tener un hijo me compré una plantita: begonia reina decía en la etiqueta. El plan A era un captus, pero quise sorprender a mi otra yo con una flor (a ella le gustan mucho pero no lo dice) ; y como si fuera un nene recién nacido la arropé en mis brazos hasta casa, mirando su botoncito oculto, obviando sus ordinarias hojas, la queria tal y como era…

Apartando papeles y arrimando el escritorio le dí su lugar, un platito de arcilla su cuna y  por sol las líneas horizontales que se escapaban de la persiana. Allí se quedó, sin chistar ni oscurecer sus hojitas e incluso se parecía un poco a mi con unas hojas pequeñas que hacían de  cabellos despeinados mas arriba de su botón.

Luego de averiguarle hasta las raíces, me hice cargo de ella cada cuatro días, (como un amigo fastidioso). Le ponía música pero no le hablaba, solo la miraba de vez en vez y le contaba los botones que le estaban por salir como lunares en su espalda. Nunca tuvo sexo, ni nombre de persona, ni de perro, ni de planta de señora que teje, ni apodo, no hablaba de ella, era mía, me había visto desnuda desde el día uno, no habría mucho que decir desde entonces.

Murió al cuarto día de mi regreso, los datos eran falsos.

Me dí por desentendida  una semana, la seguía regando, aun con sus hojas negras, un tallo caído y sus botones quemados, era mía, muerta, pero mía.

La miraba poco, estaba molesta, muy molesta. Unos tres días más y se tumbó sobre mis cosas la muy desgraciada. La llevé afuera y coloqué lo que quedaba en un vaso con agua como rogándole con rabia que viviera, pero no.

Hoy ya no está, una caja de madera con telas ocupa el lugar de aquella cuna, ya no miro esa esquina por culpa, o por tristeza.

Las cosas mueren, por homicidio o por suicidio, o por ambas, y cuando se van dejan ese ardor en la garganta que poco a poco se va yendo con pequeños hilos de aire fresco, otro aire que no pesa ni sabe igual, pero otro al fin y puede que, esa planta no sea nada, seguramente esta en otra bolsa, en alguna calle o en algún jardín, con otro sol. Y yo, estoy con otras miradas, sin ese rincón, haciendo cosas distintas cada cuatro días, con mi propio botón.


 Mañana voy al vivero.

1 comentario:

Gracias por jugar.